martes, 13 de octubre de 2009

Una paz sin tierra

Domingo, 29 de diciembre de 1996.

El acuerdo marco, firmado el 10 de enero de 1994, planteaba un modelo de negociación, con la mediación de Naciones Unidas, en el que se discutían primero los temas sustantivos (de fondo) y se pasaba después a los operacionales (concretos). Las presiones ejercidas por el grupo de países amigos (Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia, Noruega y España) fueron decisivas en muchos momentos para que las dos partes no abandonaran la negociación.
El decidido empeño y la habilidad del presidente Alvaro Arzú ha sido determinante para lograr el avance de las negociaciones de paz. Antes de alcanzar la Presidencia, Arzú ya había mantenido diversos encuentros con la dirigencia guerrillera. El equipo negociador del entonces candidato democristiano estaba compuesto por tecnócratas, políticos de nuevo cuño, y figuras como Gustavo Porras, ex guerrillero y actual coordinador de la Copaz (Comisión de Paz).
En los primeros meses del mandato de Arzú se inició la renovación del estamento militar y fueron destituidos oficiales involucrados en la represión de los indígenas. Un aspecto fundamental de los acuerdos es controlar y limitar el poder del Ejército, los gastos de defensa y seguridad, que actualmente suponen el 13% del presupuesto nacional.
Pero los acuerdos de paz dejan dudas en aspectos sustanciales. Ahora que se intenta recuperar la figura de Jacobo Arbenz, presidente elegido en 1950, conviene recordar que fue derrocado militarmente en 1954 por la oposición de terratenientes -entre los que destacó la compañía estadounidense United Fruit-, que veían amenazados sus intereses.
La reforma agraria iniciada en el periodo de Arévalo (1944-1950) pretendía atenuar la desigual distribución de la tierra otorgando a los campesinos parte del suelo ocioso de los terratenientes. Se estima que en la actualidad más de dos tercios del campo en manos de grandes propietarios está improductivo. El acuerdo denominado Aspectos socioeconómicos y situación agraria incluye solamente el compromiso de crear un fondo de tierra que financie la adquisición de tierras para pequeños campesinos y cooperativas, además de algunas reformas en los impuestos sobre la propiedad. Por tanto, sigue pendiente de solución la principal causa del conflicto, puesto que no es posible alcanzar una paz duradera sin alterar la estructura económica actual, donde un 80% de la población del país vive en condiciones de pobreza.
Otra dificultad añadida se plantea con los desmilitarizados de uno y otro bando. Ya conocemos la experiencia de El Salvador o Nicaragua, donde la ausencia de alternativas ha forzado a muchos de ellos a volver a las armas como medio de vida.
La Ley de Reconciliación, incluida en el acuerdo base para la incorporación de la URNG a la vida legal, firmado en Madrid, ha sido recibida con preocupación por diferentes organismos de defensa de los derechos humanos porque ha supuesto una ley de punto final. Esta norma establece una amnistía generalizada que podría dejar impunes la mayoría de los casos relacionados con violaciones de los derechos humanos cometidos en los últimos 36 años.
Frente a actitudes triunfalistas y que invitan a una amnesia general, merecen el elogio iniciativas como la del Arzobispado de Guatemala que ha impulsado un proyecto interdiocesano -Remhi (Recuperación de la Memoria Histórica)-, que pretende contribuir a la reconciliación de las comunidades. Al investigar el pasado, se pretende mostrar los hechos tal y como ocurrieron, conocer la verdad y recuperar de este modo la memoria colectiva de un pueblo.
El desafío va más allá de la firma. Se trata de construir una paz digna y duradera, desde la memoria, no desde el olvido, para así desterrar el silencio y el miedo de Guatemala.


DAVID ALONSO ha supervisado, como acompañante internacional, varios retornos de refugiados guatemaltecos.

jueves, 8 de octubre de 2009

Instituciones y pobreza

Antes si quiera que la perspectiva institucional del desarrollo, del desarrollo de capacidades y del fortalecimiento institucional estaba la tendencia civilizadora de poner piedra sobre piedra en el ágora ciudadano, en poner la norma en ley y ese sigue siendo el mejor mapa posible para los que menos tienen, para los que quieren ser ciudadanos y ciudadanas. En el panorama de la anarquía pierden los que no pueden jugar con dobles reglas, los que no manejan los hilos,..a más golpes más tumbados los invisibles. Los caudillos se elevan sobre pedestales construidos sobre las espaldas de los nadies, de los ninguneados.

Por eso, hasta que no se nos ocurra nada mejor, nada distinto, nada más fraterno, más libre, más equitativo, dejemos el esqueleto de los partidos con todos sus agujeros, sus facciones y sus ficciones, sus coptaciones,..mientras tanto se gesten otras organizaciones más "agoreras"

lunes, 26 de enero de 2009

Perú, entre temblores

Perú, entre temblores

El 23 de junio la tierra tembló en el Sur del Perú. Dura poco la alegría en casa del pobre, apenas pudieron celebrar los peruanos la detención en Caracas del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos.
David Alonso (Entreculturas) (06/07/2001)Ver al hasta hace poco “todopoderoso” Montesinos (máximo responsable del Servicio de Inteligencia Nacional) en la cárcel supone un paso más del final de una década de fujimorismo que resquebrajó las estructuras democráticas del Perú e implantó un sistema que caricaturizaba la democracia con el ánimo de perpetuarse en el poder y beneficiarse del mismo. César Moro acuñó aquello de “que en todos los países cuecen habas pero que en Perú sólo cuecen habas”. Perú lo ha vivido casi todo en las dos últimas décadas. Una hiperinflación de récord Guiness y un desbarajuste presupuestario que le retiraron de los círculos financieros con el aprista Alan García, un terrorismo maoísta y sanguinario que aterrorizaba a todo el país y se ensañaba con la población de la Sierra y de la Selva, y diez años de fujiromismo como sistema entre populista y dictatorial que se apoyó en el interior en las Fuerzas Armadas y los servicios de espionaje, y que contó con el apoyo exterior que aplaudía su firmeza en el pago de la deuda externa y el combate a Sendero Luminoso. Todos estos temblores han debilitado a los llamados hace unos años “sectores populares”. Las organizaciones populares del Perú eran en los años setenta y ochenta una de las redes más vigorosas del continente, y su esfuerzo por la vida y por la dignidad hicieron posibles proyectos autogestionarios como Villa El Salvador, y milagros contra el hambre como las “ollas comunes” y los “vasos de leche”. El ajuste económico del “fujishock” supuso para muchos como única solución el autoempleo, un empleo informal, precario, inestable y al borde la supervivencia ha sido el que más ha crecido en la década de los noventa de modo que seis de cada diez empleos creados han sido en estas condiciones. Son estos sectores populares debilitados, descontentos, golpeados por crisis y el terror los que soportan ahora también los temblores de la naturaleza. Decía Monseñor Óscar Romero que la serpiente pica al descalzo y en Moquegua, Tacna, Arequipa los descalzos son las grandes masas de población que vive en los eufemísticamente llamados “pueblos jóvenes”, en casas de estera o adobe, que trabajan más de 12 horas diarias y apenas llegan a los dos dólares diarios. En la sociedad de la información proliferan los eslóganes y un terremoto no se mide tanto por la escala de Ritcher como por el número de muertos. A pesar de la incidencia del terremoto, 6.9, los 102 muertos contabilizados, están afortunadamente lejos de otras catástrofes recientes ya que el epicentro fue localizado en el fondo del mar a 82 kilómetros al noroeste de la localidad arequipeña de Ocoña. La situación se agravó al producirse el día lunes 25 de Junio, una fuerte réplica que alcanzó los 5,2 grados de la escala de Richter. Los heridos ascienden a 1,368 personas en toda la zona, 46,470 personas damnificadas y 53 desaparecidos en Arequipa. Pero el terremoto como suele ocurrir con los fenómenos de la Naturaleza desveló las vulnerabilidades del país. En gran parte de los distritos de Moquegua y de Tacna se derrumbaron el 90% de las viviendas, y con ellas parte de las vidas de sus moradores. En los años recientes de euforia macroeconómica los responsables políticos del Perú blandían los datos del crecimiento del PIB, de las inversiones extranjeras directas, del número de conectados a Internet como estandartes del progreso, mientras seguían reproduciéndose los asentamientos de esteras y el número de pobres, hasta llegar a la mitad de la población. La escritora mexicana Elena Poniatowska relataba que en el terremoto de 1985 en México DF la mayor parte de los nuevos edificios derruidos se habían construido sin cimientos. No era una metáfora preguntarse qué tipo de sociedad construye sin cimientos. En Perú no es metáfora preguntarse qué tipo de progreso permite la proliferación de infraviviendas y la exclusión de la mitad de la población. Es momento de reconstrucción en el Perú, urge la reconstrucción democrática, reconstruir el tejido institucional y político, y urge la reconstrucción cívica y ética como parte de los cimientos de la sociedad peruana del XXI. Y ahora en el sur del Perú, en Tacna, Arequipa y Moquegua también urge acompañar la reconstrucción física, la económica y social. Desde España, desde las instituciones oficiales y las ONGD, desde lo institucional y lo individual debemos alentar un terremoto solidario que llegue a los afectados de todos los temblores. *David Alonso es Técnico de Proyectos de Entreculturas.

No fue volcán ni huracán

Elpais.com
06/09/2007 - 11:19
No fue volcán ni huracán

En relación al completo artículo del pasado 31 de agosto de Jesús López-Medel sobre la situación de Guatemala convendría apuntar que no fue un terremoto, ni un volcán ni un huracán lo que interrumpió un precursor proceso democrático y reformador en la década de los cuarenta y cincuenta, durante el período de Arévalo y Arbenz (1944-1954). Fue la CIA y la intervención de EEUU la que apoyando a las fuerzas conservadoras truncó las expectativas de cambio. Este viento dejó una tempestad contrarrevolucionaria de más de treinta años, en un auténtico apartheid social, del que todavía hoy perviven muchos efectos. Desde luego que existen muchas dudas sobre la capacidad de gobernar después de las elecciones del próximo 9 de septiembre porque en gran medida también la corrupción y el narcotráfico ha entrado en las estructuras del poder. Será necesario que la comisión contra la impunidad cale socialmente y en cada ciudadano, y que también se de uncambio fiscal –tan sólo un 12% del PIB frente a la media del 27% de la OCDE- que permita asumir las necesidades sociales desatendidas.David Alonso Montes, Boadilla del Monte (Madrid)

Keynesianismo educativo

24/11/2008 - 18:44

Keynesianismo educativo

En la interesante entrevista realizada en su periódico , el viernes 21 noviembre, al recién elegido copresidente de los Verdes de Alemania, Ceim Ozdemir, le preguntan dada su ascendencia turca sobre las cuotas máximas de niños extranjeros en las escuelas y responde con claridad rotunda sobre su escasa eficacia, recomendando medidas anticíclicas. Los mejores docentes, las mejores escuelas, la mayor motivación para los barrios más deprimidos. Evitar que la clase media abandone la escuela pública. Siempre he pensado que la cuota o el reparto de alumnado de procedencia extranjera conlleva una segregación ímplicita, una concepción de "carga" o de lastre que difícilta la misma concepción inclusiva. La verdadera inclusión y cohesión necesita más de de medidas de inversión y de centralidad en aquellos centros con más dificultades que de cuotas, y creo que sirven tanto en el ámbito europeo, donde han sido exitosas por ejemplo en la educación infantil de las comunidades autónomas -puesta en riesgo ahora en Madrid- como en el panorama educativo de muchas sociedades del Sur, donde desde hace años el movimiento educativo Fe y Alegría promueve una educación pública de calidad para los más empobrecidos.David Alonso Montes (Madrid)

Hormigas en marcha

INTERNACIONAL Viernes, 14 de marzo de 1997

DAVID ALONSO MONTES
Hormigas en marcha
Esta semana conocíamos por este periódico la detención de dos jesuitas mexicanos, Jerónimo Hernández y Gonzalo Rosas, acusados de participar en una emboscada en la que murieron dos agentes de la Seguridad Pública del Estado en Chiapas. Los dos jesuitas trabajan desde hace tiempo en Chiapas con organizaciones indígenas y no es la primera vez que han sufrido el acoso policial.
Los miembros del clero implicados en la defensa de los derechos humanos han sido objeto de constantes agresiones, desde los obispos Arturo Lona Reyes y Samuel Ruiz, a los jesuitas Alfonso Zepeda o David Fernández. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, que dirige este último, ha contabilizado durante el sexenio de Salinas y los dos años del mandato zedillista unas 500 acciones represivas anuales contra los que denuncian o difieren del autoritarismo priísta.
La estrategia de hostigamiento se basa en deslegitimar a todo el que se oponga a los desmanes del Gobierno. En defensa de la seguridad nacional se puede justificar cualquier acción violenta contra los subversivos. Esta campaña de intimidación desarrollada en Chiapas, con el esquema de una guerra de baja intensidad, se está generalizando en otros Estados como Guerrero, Oaxaca, o Veracruz.
Amnistía Internacional advierte en su informe publicado el 10 de diciembre de la alarmante y progresiva pauta de abusos contra los defensores de los derechos humanos en México. Según este documento, durante el mandato de Zedillo se ha batido el récord de informes de amenazas. Según Cuauthémoc Cárdenas, líder del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), las muertes de militantes perredistas ascienden en esta administración a 75 al año, frente a las 60 del sexenio de Salinas.
La campaña electoral priísta presentaba a Zedillo como un buen gestor con el eslogan Zedillo sabe cómo hacerlo. Hoy sabemos que es lo que mejor sabe hacer el presidente mexicano. Cada vez más interviene el Ejército en tareas civiles, y la militarización llega a ser de tal grado que hay en la Selva Lacandona un soldado por cada tres habitantes.
El desprestigio es el objetivo de esta nueva amenaza. El mismo Jerónimo Hernández fue acusado por el diario Summa, propiedad de Televisa, de ser el subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Las diferencias físicas entre ambos eran tan notables que el jesuita declaró que cualquiera que tuviera un solo ojo podría distinguirlos. Su delito, como el de Gonzalo, Jerónimo, y el de los indígenas Francisco González y Ramón Parcero, arrestados junto a ellos, y tantos activistas de derechos humanos en México, es denunciar la injusticia, trabajar al lado del pueblo, de los pobres que el México oficial pretende olvidar.
Jerónimo participó en 1992 en la Marcha Xi'Nich (hormiga), que en reivindicación de sus derechos realizaron organizaciones indígenas hasta la capital. El incumplimiento -otro más- de los acuerdos allí firmados por parte del Gobierno, el uso del aparato represor, de los medios de comunicación, sitúa a las organizaciones indígenas y populares, a los campesinos, a los opositores, a los defensores de derechos humanos en debilidad manifiesta. Son hormigas frente a gigantes, pero hormigas en marcha.
DAVID ALONSO MONTES es economista y ha colaborado como cooperante con el Servicio Jesuita en México.

México profundo y sangriento

INTERNACIONAL Lunes, 29 de diciembre de 1997

DAVID ALONSO
México profundo y sangriento
La matanza de Acteal nos conduce de nuevo al México profundo y sangriento. La crueldad de la matanza, a manos de las llamadas guardias blancas, tiene dramáticas similitudes con las sucedidas en Guatemala a manos de los kaibiles. El atroz asesinato de niños y mujeres a la salida de una iglesia poco antes de Nochebuena denota que se pretendía causar terror y miedo en las comunidades. Acciones como ésta tienen como resultado que en la zona norte se hayan producido desde 1994 unos 4.000 desplazados y más de 500 muertos.
Desgraciadamente, la barbarie cometida en Acteal no es un caso aislado. Los grupos paramilitares llevan actuando desde hace tiempo en la zona norte y los ataques cada vez abarcan mayor radio de acción. La guerra de baja intensidad va aumentando grados en una estrategia de hostigamiento amparada y tolerada por el Gobierno del Estado de Chiapas.
Una de las primeras medidas del Gobierno zedillista ha sido mandar más efectivos a Chiapas cuando la militarización de las zonas rurales, y en especial en la zona norte, está estrechamente relacionada con el incremento de violaciones a los derechos humanos de la población civil.
El secretario mexicano de Gobernación, Emilio Chuayffet, ha atribuido la matanza a disputas familiares e interétnicas. Chuayffet forma parte del grupo de Atlacomulco, una de las corrientes conservadoras del PRI donde perviven algunos dinosaurios que abogan desde hace tiempo por una solución militar al conflicto. En estos municipios existen divisiones religiosas, étnicas, políticas y familiares que han sido alentadas por los dirigentes vinculados al partido y por la policía estatal, con el fin de provocar el conflicto en el interior de las comunidades.
Siguiendo estos intereses y los modos del pasado las ayudas a la región también se han asignado de modo clientelista por organizaciones afines al PRI. Por ello, el hecho de que entre los autores materiales haya indígenas indica que actúan como sicarios, pero ello no elude que sea necesario desentrañar el entorno donde se desenvuelven estos grupos paramilitares, la finalidad a la que responden, la connivencia de las autoridades y así hasta llegar a los autores intelectuales. La desarticulación de estos grupos es indispensable para el cese del terror en la zona y en el Estado.
Desde el inicio del conflicto y más aún desde febrero del 95, ya con Zedillo investido como presidente, se ha utilizado la negociación con el EZLN como medio de desgaste. En septiembre pasado, una comisión formada por 1.111 zapatistas exigía en la capital mexicana el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. La ruptura de las negociaciones se produjo cuando el Ejecutivo modificó los acuerdos firmados sobre autonomía indígena.
El historiador mexicano Enrique Krauze ha recordado recientemente lo lejos que estamos de saber la verdad de la matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco, en 1968. Tras las primeras reacciones del Gobierno de Zedillo, que atribuye la última masacre a disputas interétnicas, y el hecho de que los responsables de la investigación forman parte del mismo sistema no cabe augurar que casi 30 años después se actúe de forma diferente.
David Alonso ha trabajado como cooperante con la población indígena en México.